Colapso, caos, poca productividad, pocos colaboradores en los equipos y falta de experiencia en algunos temas, son algunos de los factores que se ponen sobre la mesa cuando se identifica que algo no está funcionando bien en una empresa y lleva a pensar en los beneficios de externalizar procesos.
A veces es difícil externalizar, ya que los altos cargos de las compañías creen que ese proceso podría significar un desembolso importante de dinero, sin embargo, cuando está la tecnología de por medio, ese pensamiento puede cambiar. Como se ha dicho antes, hay que usar la tecnología y herramientas digitales a favor, y con ello, adaptarse a los nuevos escenarios.
Cuando se pierde tiempo haciendo labores administrativas, cuando los procesos son lentos y tediosos, cuando se está gastando de más y cuando no se logra identificar dónde está el problema, es un buen momento para decir “debo externalizar algunas funciones”. El hecho de externalizar procesos puede ser muy beneficioso para una organización, tanto a nivel externo como interno. A nivel externo, el entorno ve que la compañía es eficiente, que trabaja bien, que cumple con los plazos y, a nivel interno, se genera un mejor ambiente laboral, mayor eficiencia, y disponibilidad de colaboradores para hacer nuevas e innovadoras funciones.
El objetivo de toda empresa es potenciar los recursos que tienen, y por lo mismo, es necesario identificar para qué son buenos y para qué no. De esta manera, haciendo un análisis, se puede comenzar a delegar ciertas funciones para las cuales existen herramientas y sistemas tecnológicos que lo pueden realizar mejor que un ser humano, evitando el error.
En medio del análisis, es fundamental comenzar a pensar en los beneficios que puede traer la externalización de procedimientos. ¿Qué va a ganar la compañía? ¿Qué van a sentir los colaboradores? Lo más probables es que el equipo de trabajo se sienta aliviado con la carga laboral y que se sientan desafiados a realizar otras funciones, enfocadas en otras áreas y en pro de la evolución de la compañía.
Cuando se toman todas las labores que tiene una empresa y se decide externalizar alguna de ellas, es clave que dentro de esa selección estén tareas que se hacen a menudo y que quitan muchas horas hombre, es decir, dejar en manos de otros las funciones que más se repiten. A medida que transcurre el tiempo se podrá identificar si la externalización fue o no un éxito, pero de lo que se está seguro es que la tecnología es más rápida y no comete errores.