Si a un auto le funciona el motor, tiene los neumáticos inflados, le funcionan las luces los frenos, pero cuando se deja estacionado bota líquido, entonces algo está fallando. En ese caso, lo más común es asistir a un mecánico para que resuelva ese problema y así no generar inconvenientes posteriores.
En las empresas suele ocurrir lo mismo. Si una organización tiene cercanía con sus clientes, colaboradores felices, un buen ambiente de trabajo, pero no tiene números azules, entonces algo está fallando. En ese caso, lo importante es atacar el problema, sin embargo, es relevante saber cómo hacerlo.
Existen herramientas que permiten identificar el problema desde la raíz y revertir la situación. El process mining, por ejemplo, justamente se encarga de descubrir, controlar y mejorar los procesos tal y como son en realidad y no como creen que podría ser.
Esta disciplina logra extraer información de la empresa con el fin de visualizar los procesos de negocio y sus variaciones a medida que se ejecutan, de manera que puedan identificar las ineficiencias del sistema y atacar las brechas que obstaculizan el rendimiento de la compañía.
El impacto que puede tener este tipo de herramientas para identificar problemas desde la raíz es muy positivo para la empresa. Dentro de los beneficios destacan los siguientes:
En resumen, el process mining ayuda a mejorar los resultados de un proceso específico, lo cual puede traer beneficios en distintas áreas. Dentro de algunos ejemplos, permite optimizar las cuentas a pagar o por cobrar, mejorar las tasas de cierre de tratos en gestión de oportunidades o la entrega a tiempo en gestión de pedidos, entre otros.